
En psicología clínica, los trastornos alimentarios se refieren al grupo de enfermedades en las que un individuo come demasiado o come muy poco.
No estamos hablando de atiborrarse en la cena de Acción de Gracias o saltarse comidas cuando está ocupado.
Las personas que padecen trastornos alimentarios comen demasiado o muy poco de forma regular y sin conciencia.
Los trastornos alimentarios generalmente se desarrollan durante la adolescencia, pero en algunos casos pueden ocurrir durante la niñez o en la vejez.
- Son más comunes en mujeres que en hombres.
- Existen diferentes tipos de trastornos alimentarios.
En esta publicación, nos centraremos en dos de los tipos más comunes de trastornos alimentarios:
- Anorexia nerviosa
- Bulimia nerviosa
Anorexia nerviosa
Las personas que sufren de anorexia nerviosa están demasiado preocupadas por su peso corporal. Se perciben a sí mismos como gordos y se mueren de hambre para perder peso. Algunos de ellos incluso toman píldoras de control de la dieta para perder más peso.
El hambre constante conduce a una pérdida de peso excesiva. A pesar de que estas personas tienen bajo peso, tienen miedo constante de engordar y tener sobrepeso.
Los estudios muestran que las personas que sufren de anorexia nerviosa a veces pesan un 85% menos que una persona normal de su edad.
Hay dos tipos de anorexia nerviosa:
- Tipo purga. Las personas que padecen este tipo de anorexia adoptan habitualmente conductas compensatorias, por ejemplo, vómitos autoinducidos, uso de laxantes o enemas.
- Tipo restrictivo. Las personas que padecen este tipo de anorexia restringen su dieta pero no adoptan las conductas compensatorias descritas anteriormente.
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Bulimia nerviosa
Las personas que sufren de bulimia nerviosa comen demasiado y con demasiada frecuencia.
Por ejemplo, en un período de 2 horas, la cantidad de comida que comen las personas que sufren de bulimia es mucho más de lo que la gente normal comería durante el mismo período de tiempo. No parecen tener control sobre sus impulsos alimentarios.
A menudo se sienten avergonzados y culpables después de comer, y suelen participar en comportamientos compensatorios como vómitos autoinducidos, enemas, ayuno o ejercicio excesivo.
Al igual que en la anorexia nerviosa, existen dos tipos de bulimia nerviosa:
- Tipo purga. Estos individuos comen en exceso y luego participan regularmente en conductas compensatorias, es decir, vómitos o laxantes.
- Tipo sin purga. Estas personas se involucran en conductas compensatorias como el ejercicio excesivo o el ayuno.
Causas de los trastornos alimentarios
Los trastornos alimentarios pueden deberse a muchos factores.
Algunos de estos factores incluyen estresores emocionales, baja autoestima, depresión, ansiedad, sensación de falta de control, factores genéticos, relaciones familiares problemáticas, falta de expresión de sentimientos, presión cultural sobre la delgadez y sentimientos de impotencia.
Los estudios muestran que los niños maltratados corren más riesgo de desarrollar trastornos alimentarios para evitar sentir culpa y tener la sensación de control sobre ellos. Además, existen razones biológicas para los trastornos alimentarios.
Los científicos exploraron las razones biológicas de los trastornos alimentarios y notaron que algunas personas que padecen trastornos alimentarios tienen sustancias químicas desequilibradas en sus cerebros.
Los factores genéticos también juegan un papel importante en el desarrollo de estos trastornos. Si una persona tiene parientes cercanos que padecen trastornos alimentarios, corre un mayor riesgo de desarrollar estos trastornos.
Intervenciones para los trastornos alimentarios
Para el tratamiento de los trastornos alimentarios, un equipo de profesionales, incluidos médicos, dietistas, terapeutas y enfermeras, se reúne para ayudar al paciente.
En primer lugar, junto con el paciente, deben establecer los objetivos del tratamiento. Es muy importante involucrar a la familia del paciente durante el curso del tratamiento ya que a veces la familia desconoce la condición del paciente, pensando que es solo una «fase».
Uno de los objetivos es restaurar el peso del paciente a la normalidad. Otro es detener los comportamientos compensadores como purgarse después de las comidas.
Una forma de hacerlo es tener siempre a alguien, por ejemplo, un terapeuta o un miembro de la familia, con el paciente después de las comidas.
Para minimizar las posibilidades de recaída, es muy importante educar al paciente, mejorar su autoestima y cambiar su percepción sobre la imagen corporal.