
El autismo es un trastorno del desarrollo neurológico. Es un trastorno en el que el individuo, en su mayoría un niño, enfrenta dificultades en la comunicación y en la interacción social.
El individuo también puede mostrar un comportamiento repetitivo. Por ejemplo, a algunos niños con autismo les gusta jugar con cables.
Siempre que vea un cable, irá allí, lo tocará y jugará con él durante mucho tiempo.
Si desea quitarle el cable o alejarlo del cable, se resistirá y puede mostrar rabietas.
Un niño autista puede sentirse molesto por estímulos externos como ruidos de automóviles o cualquier otro ruido en su entorno. Cuando escuche esos ruidos, es probable que se cubra los oídos.
A algunos niños con autismo tampoco les gusta que los toquen otras personas. Incluso si lo tocas con suavidad, seguirá sintiéndose incómodo.
Características del autismo
La mayoría de los niños con autismo tienen una rutina monótona y no les gusta ningún cambio en su entorno, es decir, la configuración de la habitación o la disposición de sus juguetes.
Reaccionarán de manera inusual si intenta cambiar la configuración porque los cambios los molestan. Algunos niños autistas también tienen comportamientos autolesivos.
Cuando un niño autista se molesta por cualquier motivo, puede lastimarse golpeándose la cabeza contra objetos duros o abofeteándose la cara.
Un niño con autismo desconoce las emociones y los sentimientos. Si una persona está sonriendo, un niño autista no puede relacionar esta expresión facial con la felicidad.
Los niños autistas también tienen dificultades con el significado de las palabras. Es probable que se desarrollen y vivan en su propio mundo, y se comportarán de manera completamente diferente a los demás niños de su edad.
Los síntomas del autismo generalmente se diagnostican a la edad de 3 años, cuando el niño está logrando su hito de desarrollo.
Puede haber una indicación clara de autismo si el niño camina de puntillas, experimenta problemas del habla, falta de expresión, deterioro marcado en conductas no verbales, es decir, contacto visual, expresión facial, conductas repetitivas y preocupación por objetos y actividades.
Causas del autismo
El autismo puede transmitirse genéticamente. Si una familia tiene un hijo con autismo, o algunos parientes cercanos de la familia tienen este trastorno, existe una mayor probabilidad de que esta familia tenga otro hijo autista.
Las causas ambientales también pueden influir en el nacimiento de un niño autista.
Por ejemplo, si los padres son mayores cuando están embarazadas de un bebé, existe una mayor probabilidad de que el niño tenga autismo.
Si una madre está estresada durante el embarazo, también puede tener un efecto negativo en el feto.
El primer llanto de un bebé se considera muy importante porque permite que el oxígeno ingrese al cerebro del bebé.
Un niño tiene una mayor probabilidad de sufrir trastornos como el autismo si el primer llanto ocurre tarde.
Tratamiento para el autismo
Se necesita un equipo de profesionales para tratar a un niño con autismo.
El equipo puede incluir un pediatra, un neurólogo pediátrico, un especialista en desarrollo pediátrico, un psiquiatra infantil, un psicólogo infantil y terapeutas del habla y del lenguaje.
La terapia conductual se considera el tratamiento más eficaz para los niños con autismo.
Al principio, se puede realizar un trabajo de apoyo para desarrollar una relación y confianza en el niño para un mejor cumplimiento. Se educa a la familia sobre la naturaleza del problema del niño, sus causas y posibles tratamientos, y se les da una idea de la enfermedad.
Se puede diseñar un plan educativo individualizado para el niño en función de su nivel de funcionamiento actual con fines académicos.
Se deben introducir ejercicios físicos para mejorar las habilidades motoras del niño, como caminar en línea recta, atrapar una pelota desde la distancia, etc.
Se pueden usar técnicas de modificación de la conducta, como el refuerzo, la formación, las indicaciones y el modelado, para enseñarle al niño. nuevas habilidades y para reducir los comportamientos indeseables.
El niño autista también necesita mejorar sus habilidades sociales, habilidades de identificación de emociones, comprensión del lenguaje, autocuidado, desarrollo cognitivo, etc.
Se pueden introducir diferentes actividades relacionadas con estas áreas. Inicialmente, las actividades deben ser simples y luego aumentar gradualmente la complejidad.
Se debe tener en cuenta que estas actividades deben ser placenteras y de refuerzo para el niño para que pueda mantener su interés en estas actividades.
En lo que respecta al habla del niño, se pueden realizar ejercicios motores orales para realzar y mejorar su habla. También se pueden realizar ejercicios de soplado para regular su respiración.