
El Trastorno límite de la personalidad o TLP, es uno de los trastornos de la personalidad que se distingue por un patrón de inestabilidad en la autopercepción, las emociones, el comportamiento y las relaciones con los demás que interfiere significativamente con la capacidad de una persona para realizar funciones normales.
A alguien con este trastorno solo se le puede diagnosticar que cumple todos los criterios de síntomas del TLP al llegar a la adolescencia o la edad adulta. Se cree que el TLP afecta aproximadamente al 6% de los adultos y ocurre por igual tanto en hombres como en mujeres.
Causas
Como ocurre con la mayoría de los trastornos mentales, no existe una causa única específica del trastorno límite de la personalidad. Parece ser el producto de la interacción de la predisposición biológica de un individuo, sus formas personales de pensar y los estresores sociales que experimenta.
Fisiológicamente, las personas con TLP tienden a tener hipocampo más pequeños, además de anomalías en el tamaño y funcionamiento de la amígdala y los lóbulos frontales, que son los responsables de la regulación de las emociones y la integración de los pensamientos con las emociones.
Aunque no se cree que tenga una base genética, se ha observado que el TLP es hereditario. Aquellos con TLP tienen más probabilidades de haber experimentado una crianza negligente y abuso cuando eran niños.
Síntomas – Diagnóstico
De acuerdo con el Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales, IV-R, para que se le diagnostique TLP, una persona debe demostrar cinco o más de los siguientes síntomas:
- Autoimagen inestable: pueden cambiar drásticamente la forma en que perciben sus propios gustos, aversiones, fortalezas, debilidades, metas y valor intrínseco como persona.
- Relaciones inestables: a menudo cambian drásticamente de ver a alguien como casi perfecto (idealizador) a ver a esa persona como virtualmente inútil (devaluación).
- Emociones inestables: experimentan cambios marcados y rápidos en los sentimientos (por ejemplo, ira severa, alegría, euforia, ansiedad, incluidos ataques de pánico y depresión) que están relacionados con el estrés, incluso si el estrés puede ser visto como menor o insignificante para los demás.
- Esfuerzos desesperados por evitar ser abandonados, ya sea que el abandono sea real o imaginario.
- Impulsividad significativa: tienden a actuar antes de pensar hasta el punto de que es autodestructivo.
- Comportamientos, amenazas o intentos suicidas recurrentes.
- Sensaciones crónicas de vacío.
- Ira inapropiada e intensa o dificultad para manejar su ira.
- Paranoia transitoria relacionada con el estrés o disociación severa (lapsos de memoria).
Las personas con trastorno límite de la personalidad manifiestan una gran dificultad para manejar las emociones en general y la agresión impulsiva en particular.
Están predispuestos a esperar demasiado ser rechazados, criticados o abandonados. La falta de atención o el desinterés de los demás se toma fácilmente como una afrenta personal y como una forma de rechazo y abandono.
Es comprensible que tengan grandes dificultades para mantener relaciones sociales y profesionales productivas. Las relaciones a menudo se describen como tormentosas e intensamente inestables con cambios impredecibles en el estado de ánimo, los sentimientos, las ideas y el comportamiento.
Además, las personas con TLP con frecuencia demuestran una rabia excesiva y rabietas inapropiadas, sentimientos crónicos de resentimiento, privación y derecho.
También se experimentan alteraciones de la identidad, con confusión sobre la propia identidad, los valores y metas personales, e incluso la sexualidad.
Debajo del exterior enojado, sienten un sentimiento profundamente arraigado de que son defectuosos, dañados e inherentemente malos de varias maneras.
A veces, con la experiencia de un estrés extremo, pueden experimentar breves episodios psicóticos, volviéndose totalmente desquiciados de la realidad y participando en comportamientos extraños. La depresión y la inclinación al suicidio suelen acompañar a este trastorno.
Puede ser bastante difícil llegar a un diagnóstico de TLP para una persona que manifiesta síntomas simplemente porque no existe una herramienta de evaluación definitiva que pueda evaluar con precisión este trastorno.
Como tal, solo un profesional de salud mental calificado puede evaluar a un individuo para el TLP, determinando la presencia de al menos cinco de los criterios de diagnóstico mencionados anteriormente.
Los problemas médicos que posiblemente podrían causar síntomas emocionales similares a los del TLP se consideran inicialmente y deben descartarse.
Otros posibles trastornos mentales, como los trastornos del estado de ánimo, los trastornos de ansiedad y otros tipos de trastornos de la personalidad, además de los problemas relacionados con el abuso de sustancias, deben descartarse necesariamente antes de poder finalizar un diagnóstico de TLP.
Tratamiento
El trastorno límite de la personalidad es bastante resistente al tratamiento que generalmente implica varios años de psicoterapia que permite a los pacientes discutir sus dificultades y experiencias con un terapeuta comprensivo y comprensivo.
La asistencia regular y la participación constante en sesiones de terapia estructurada donde se habla y se resuelven los sentimientos son esenciales para un pronóstico favorable.
La medicación en forma de antidepresivos, fármacos antipsicóticos o carbonato de litio a veces puede ser necesaria durante ciertas fases del tratamiento, mientras que algunos pacientes, especialmente los autodestructivos, pueden requerir hospitalización.
Los objetivos de estas terapias son una mayor conciencia de sí mismo, un mayor control de los impulsos, así como una mejora en la calidad y estabilidad de las relaciones. Los grupos de apoyo y los grupos educativos también han sido un componente muy eficaz del programa de tratamiento.
Se ha observado mucho progreso y éxito durante las últimas décadas en la comprensión y el tratamiento del TLP. La recuperación es, de hecho, una posibilidad distinta para las personas con trastorno límite de la personalidad.