
Heinz Werner propuso una teoría del desarrollo infantil que denominó teoría ortogenética de Werner para desarrollar su misión autoimpuesta de descubrir los procesos (orto) correctos y los principios del desarrollo (genéticos) desde el nacimiento hasta la adultez tardía.
A partir de años de estudio, Werner pudo determinar que el desarrollo del niño procede de la misma manera que lo hace la evolución biológica de un organismo. Afirmó que las etapas evolutivas por las que progresa una especie reflejan las etapas de desarrollo por las que atraviesa un animal o ser humano individual.
Darwin capta la esencia de esta idea al trazar la evolución de la especie humana desde formas de vida más simples hasta un organismo cada vez más complejo durante eones de tiempo.
Otro excelente ejemplo de la base de la teoría de Werner tiene que ver con el desarrollo fetal humano que comienza a partir de una sola célula fertilizada que se desarrolla a través de una serie de etapas en un organismo complejo progresivamente multicelular en el que se convierte antes del nacimiento.
El desarrollo de un individuo puede, en cierto sentido, interpretarse como una recapitulación del desarrollo de la especie. Werner, sin embargo, no fue el primero en presentar esta premisa, ya que esta idea ya había sido propuesta por zoólogos del siglo XIX.
La teoría de Werner tenía mucho en común con el punto de vista sostenido por Herbert Spencer, un filósofo británico que no se contentaba con aplicar esta teoría de la recapitulación solo al desarrollo biológico o la evolución del organismo.
Spencer propuso además, y Werner pareció estar de acuerdo, que el alcance de la teoría de la recapitulación también puede extenderse al desarrollo psicológico y sociológico de un niño.
Aparte del intelecto del niño, que se desarrolla desde un tipo de razonamiento muy básico hasta habilidades de pensamiento crítico más sofisticadas, la teoría de Werner también puede aplicarse a la evolución social, representada por sociedades primitivas que se desarrollan también en sistemas políticos más sofisticados y avanzados.
El propio Werner se centró en el desarrollo infantil, en particular en el uso del lenguaje y la percepción por parte de los niños. En su opinión, el desarrollo de un niño siempre pasa de una condición caracterizada por una falta de diferenciación y sofisticación a una condición que muestra una diferenciación e integración crecientes.
Además, creía que era posible que las secuencias de desarrollo se repitieran en diferentes etapas de la vida de un individuo.
Siempre que un niño demuestra un comportamiento nuevo y mejorado, se presume que los procesos mentales responsables del comportamiento han experimentado un desarrollo y tal se manifiesta en el comportamiento observable del niño. Estos avances cualitativos en el comportamiento pueden ocurrir rápidamente o también pueden ocurrir gradualmente.
Sin embargo, lo contrario también puede ser cierto y el desempeño deficiente de un niño en un área en la que sobresalió en algún momento, es indicativo de regresión de los procesos mentales que influyen en el comportamiento. Estos períodos de regresión pueden ocurrir en medio de períodos de mejora.
Normalmente, un niño se involucraría en los patrones de comportamiento más nuevos y complejos. En circunstancias especiales, como cuando un niño se enfrenta a una tarea nueva y difícil, el niño puede volver a modos de funcionamiento más primitivos antes de pasar a niveles operativos superiores.
Principio ortogenético
El principio ortogenético implica la continuidad del desarrollo del niño, pero Werner reconoce la aparición y aparición de nuevas funciones y cambios que pueden considerarse discontinuos.
Werner propone que, aunque un comportamiento más complejo reemplaza a una versión primitiva del comportamiento, la versión anterior no necesariamente se pierde. Está simplemente subordinado a la forma más reciente y compleja de actividad y comportamiento. En cierto sentido, simplemente se coloca en el estante trasero, listo para ser recuperado cuando sea necesario.
Werner fue bastante elocuente sobre sus ideas sobre la psicología del desarrollo, que eran de naturaleza orgánica y holística y, como tales, enfatizaban la unidad e integración de la conducta. El marco que presentó se basaba en la premisa de que la conducta depende del contexto o del todo del que forma parte la conducta.
Otro supuesto de la teoría de Werner tiene que ver con el comportamiento dirigido a un objetivo y realizado con un fin en mente. La comprensión de un individuo, por lo tanto, implica una apreciación de toda la gama de experiencias, habilidades, pensamientos, deseos y metas del individuo.
Werner pudo generar una gran cantidad de investigación por su cuenta y motivando a otros a hacer lo mismo. Su afirmación de que el desarrollo infantil es universal, organísmico y atemporal ha suscitado mucha controversia y debate entre los expertos en el campo de la psicología.
Sin embargo, la teoría ortogenética de Werner es un concepto valioso en psicología, que funciona como un principio teórico clave que sirve para unificar el estudio del desarrollo en una variedad de disciplinas.