
Leon Festinger desarrolló el Teoría de la comparación social y publicó su primera revista sobre la teoría en el Journal of Human Relations en 1954.
Hipótesis de la teoría de la comparación social
Según la teoría de la comparación social, tenemos el impulso de evaluar nuestras opiniones y habilidades. Cuando no podemos evaluar nuestras opiniones y habilidades, tendemos a compararnos con los demás.
Por ejemplo, alguien en una clase de escritura quiere saber qué tan buen escritor es. Puede comparar su escritura con los compañeros de clase que obtienen una calificación más alta y también con los compañeros de clase que obtienen una calificación más baja.
Sobre la base de estas comparaciones, establece un punto de referencia y se hace una idea del nivel de sus habilidades de escritura.
La teoría de la comparación social de Festinger propuso que las personas que se comparan a sí mismas con quienes son similares a ellos suelen producir valoraciones precisas de sus capacidades y creencias.
Por ejemplo, comparar la capacidad de escritura de dos personas del mismo grupo de edad es más sensato que comparar la capacidad de escritura de un adulto con la de un niño.
Además, la inclinación a equipararse con otras personas disminuye a medida que la diferencia entre sus creencias y capacidades se vuelve más significativa.
Festinger sugirió además que compararse con los demás puede resultar en pesos de uniformidad. Existe una inclinación a disminuir las diferencias entre el evaluador y el grupo de comparación persuadiendo a otros o alterando sus creencias personales para lograr uniformidad.
Comparaciones ascendentes y descendentes
Según la teoría de la comparación social, existen dos tipos de comparación:
- Comparación ascendente
- Comparación a la baja
Un comparación ascendente Ocurre cuando alguien se compara con otros que son más capaces que él.
A comparación a la baja Ocurre cuando alguien se compara con otros que son menos capaces que él.
Una persona muy motivada tiende a realizar comparaciones ascendentes y, por lo general, se asume como mejor o igual a la «mejor persona».
Por otro lado, cuando alguien se siente infeliz o desmotivado, suele emprender comparaciones descendentes para sentirse mejor consigo mismo.
Los estudios han demostrado que, si se les da la oportunidad, las personas suelen optar por hacer comparaciones hacia arriba en lugar de hacia abajo.
Dos tipos de comparación descendente
En un artículo de revista publicado en 1981, Thomas Wills dividió aún más la comparación descendente en dos subtipos:
- comparación pasiva hacia abajo
- comparación activa a la baja
La comparación pasiva hacia abajo ocurre cuando alguien se compara con alguien que es menos capaz para sentirse mejor.
Por ejemplo, un estudiante que obtiene una C en matemáticas puede compararse con alguien que obtiene una D. Después de eso, puede convencerse a sí mismo de que obtener una C no es tan malo.
La comparación descendente activa ocurre cuando alguien se compara a sí mismo con otros al degradarlos o causarles daño. Al derogar a los objetivos o causarles daño, esta persona genera una situación en la que los objetivos están peor que él, lo que le da la oportunidad de hacer una comparación a la baja.
Por ejemplo, el Estudiante A que no es bueno en Matemáticas puede robar las notas de Matemáticas del Estudiante B, causando que el Estudiante B no pueda estudiar para el examen de Matemáticas. El estudiante A obtiene una C en el examen de matemáticas, mientras que el estudiante B obtiene una D. Entonces el estudiante A siente que es mejor en matemáticas que el estudiante B.
Autoevaluación y superación personal
La motivación juega un papel en la teoría de la comparación social y se manifiesta por la autoevaluación y la auto-mejora.
La autoevaluación ocurre cuando alguien busca rasgos positivos en sí mismo basándose en la mejor persona con la que se compara.
La auto-mejora, por otro lado, ocurre cuando alguien cuestiona qué aspectos de sí mismo necesitan ser mejorados para alcanzar el nivel de bondad de la persona con la que se está comparando.