
Las teorías cognitivas de la motivación buscan explicar nuestros comportamientos como producto del estudio cuidadoso y el procesamiento e interpretación activos de la información recibida.
Tal perspectiva va en contra de la racionalización de nuestros comportamientos como resultado de respuestas automáticas gobernadas por reglas preprogramadas o mecanismos innatos que involucran impulsos, necesidades y reacciones.
Nuestras acciones, además de lo que nos motiva a involucrarnos en tales acciones particulares, son el producto de procesos de pensamiento deliberados como creencias, expectativas, conocimiento sobre cosas y experiencias pasadas.
Supuestos
Los defensores de la teoría cognitiva de la motivación afirman que nuestras expectativas guían nuestros comportamientos, por lo general, en formas que producirían resultados deseables.
Se cree que la motivación cognitiva se basa en dos factores básicos:
- El primer factor tiene que ver con la información disponible para nosotros. Inicialmente, procesaremos una situación en función de cualquier entrada que esté inmediatamente disponible para nuestros sentidos.
- El segundo factor involucra nuestra experiencia pasada, a la que nos referimos cuando intentamos dar sentido a la información disponible en el presente y para determinar cómo responder o relacionarnos con la situación actual.
Tipos de motivación
Deci y Ryan sugieren que hay dos tipos de motivación.
Motivación intrínseca es la fuerza que nos impulsa a realizar nuestro potencial e intereses internos. Este tipo de motivación corresponde a nuestro deseo inherente de expresar nuestro yo auténtico a través de acciones y comportamientos seleccionados, en diferentes entornos, ya sea en el trabajo o en el juego.
Además, la motivación intrínseca es bastante eficaz, ya que aquellos de nosotros que estamos motivados intrínsecamente sentimos que podemos influir y determinar los resultados de nuestros esfuerzos.
La noción de motivación intrínseca ayuda a explicar por qué algunas personas prefieren un trabajo menos remunerado que les gusta a uno más lucrativo que puede ofrecer más recompensas materiales pero no tanto disfrute.
Motivación extrínseca, por otro lado, se experimenta cuando nuestras acciones están influenciadas por el deseo de alcanzar objetivos o recompensas. Las recompensas pueden ser tangibles, como comida o dinero, o intangibles, como orgullo y reconocimiento.
Teoría del establecimiento de objetivos
Según una teoría cognitiva de la motivación, la teoría del establecimiento de objetivos, tres factores afectan nuestra probabilidad de éxito en la consecución de un resultado. Específicamente, estos son
- el tiempo fijado para la consecución de un objetivo
- el grado de complejidad o dificultad del objetivo
- la especificidad del objetivo
Idealmente, cuanto más corto sea el tiempo entre el inicio de la acción hacia un objetivo y el momento en que se logre, mayores serán las posibilidades de éxito. Con respecto al nivel de complejidad de la meta, este factor determina qué tan atractivo es para nosotros.
Una meta es más atractiva y atractiva para nosotros si no es ni demasiado fácil ni demasiado difícil de alcanzar. Las metas que son demasiado fáciles no brindan satisfacción, mientras que las metas que son demasiado difíciles de alcanzar pueden hacer que nos sintamos desanimados y que dediquemos menos esfuerzo a tratar de alcanzar la meta.
Además, los objetivos deben ser precisos para que sepamos exactamente lo que se espera de nosotros y el tipo y la cantidad de esfuerzo / acciones necesarios para alcanzar el objetivo.
Expectativa – Teoría del valor
En pocas palabras, la teoría del valor afirma que nuestra motivación y probabilidad de éxito en el logro de nuestras metas dependen en gran medida de nuestra expectativa de éxito multiplicada por el valor que le damos al éxito.
Diferentes personas tienen expectativas variadas, que están influenciadas por experiencias pasadas y valoraciones de estas experiencias pasadas, además de factores sociales y culturales como los valores de los padres y los estereotipos de roles de género.
Aquellos de nosotros con expectativas positivas estamos convencidos de que tenemos lo que se necesita para tener éxito en una tarea, mientras que aquellos con expectativas negativas creen en su inminente fracaso.
Las personas que esperan tener éxito en la consecución de una meta y para quienes la consecución de la meta es muy importante, están más motivadas para participar en acciones que aseguren la consecución de la meta.
La teoría de la atribución sugiere que nosotros, como estudiantes, tenemos una necesidad profundamente arraigada de comprender cómo y por qué encontramos el éxito o el fracaso en una tarea, especialmente cuando el resultado es inesperado.
Algunas explicaciones o atribuciones causales que hacen las personas pueden estar relacionadas con la cantidad de esfuerzo, el grado de suerte, los niveles de habilidad y la dificultad de la tarea.
Un concepto importante que sustenta esta teoría es el de locus de control, que tiene que ver con si creemos que nuestro éxito o fracaso es el resultado de factores internos como nuestra propia capacidad y esfuerzo (locus interno) o de factores externos como dificultad de la tarea (locus externo).