Piensa en alguien que no te caiga muy bien, tal vez incluso llegues a odiar a esa persona. En una hoja de papel, escribe una descripción de la misma. Escribe sobre cosas de su personalidad que no te gusten. Se tan específico como te sea posible.
Cuando hayas terminado de escribir, dibuja un cuadro alrededor de lo que has escrito, y en la parte superior del cuadro escribe «mi sombra.»
Lo que has escrito es una parte oculta de tí mismo, alguna parte que has suprimido o está escondida. Es lo que Jung llamaría tu sombra.
Tal vez sea una parte de ti que temes, que no puedes aceptar, o que odias por alguna razón. Tal vez sea una parte de ti que tiene que ser expresada o desarrollada de alguna manera. Tal vez incluso secretamente deseas poder ser algo así como la persona a la que odias.
Invariablemente, las reacciones de los sujetos que realizan este ejercicio se mezclan. Algunos de inmediato ven una conexión, mientras que otros rechazan la idea de inmediato. Cuando se le pregunta a estos sujetos por cómo muchos de ellos tienen amigos o parejas románticas que se ajustan a la descripción de los «odiados», muchos se sorprenden al ver que este es el caso.
El ejercicio siempre lleva a discusiones interesantes sobre la forma en la que proyectamos partes suprimidas de nosotros mismos hacia los demás, y sobre por qué a veces elegimos a estas «personas odiadas» para nuestras relaciones más cercanas.
Es recomendable hacerlo en grupo, para poder contrastar opiniones y crear cierto debate.