
Nuestros ancestros se dieron cuenta de que cuando se trata de encontrar comida y luchar contra los enemigos, es beneficioso hacer uno o dos amigos. Es por eso que a nosotros, los humanos, a veces nos resulta útil volvernos sociales.
¿Por qué nos hacemos amigos de algunas personas pero no de otras?
La psicología social sugiere 3 factores que influyen en nuestra decisión de elegir amigos.
Proximidad
Proximidad significa cercanía geográfica. Los estudios muestran que las personas tienden a hacerse amigos de alguien que vive en el mismo vecindario, van a la misma clase, van al mismo gimnasio, etc.
La proximidad aumenta las posibilidades de que las personas se encuentren entre sí.
Cuanto más a menudo vemos a alguien, es más probable que nos guste esa persona. A esto se le llama simple efecto de exposición.
Esto explica por qué las personas prefieren la imagen especular de sí mismas, mientras que otras personas prefieren imágenes normales de ellas. Para nuestros antepasados, el mero efecto de exposición fue adaptativo: lo que es familiar es seguro.
Atractivo físico
Cuando conocemos a alguien por primera vez, nuestra primera impresión de esa persona se basa en su apariencia física. Tendemos a pensar que las personas hermosas tienen cualidades personales superiores.
Percibimos que las personas hermosas son más saludables, más felices, más hábiles socialmente, etc.
Todos sabemos que esto no siempre es cierto, pero tenemos la tendencia a pensar así.
Los juicios de atractivo son relativos. Las diferentes culturas tienen diferentes estándares de atractivo. El atractivo de una persona también depende de nuestros sentimientos hacia esa persona.
Si creemos que una persona tiene rasgos atractivos, por ejemplo, la persona es honesta y servicial con los demás, tendemos a percibir a la persona como más atractiva.
Semejanza
Esto se refiere a la similitud de las cualidades internas de las personas. Es más probable que los amigos cercanos compartan puntos de vista, creencias, intereses, hábitos, inteligencia, etc., que las personas emparejadas al azar.
Es más fácil para nosotros interactuar con alguien que comparte puntos de vista similares a nosotros. Sentimos que nuestras opiniones son validadas por esa persona y esto nos hace sentir bien y seguros.
Además, cuando alguien comparte nuestras creencias y puntos de vista, esperamos que le gustemos a esa persona y que nos gusten las personas a las que le agradamos.
Esto es especialmente cierto para las personas con baja autoestima.