Un nuevo estudio revela que los hijos de padres religiosos pueden ser menos empáticos y sensibles que otros niños. El hallazgo es contrario a los ideales familiares convencionales que creen que la religión juega un papel esencial en el desarrollo moral de la infancia.

Foto de RobsonFreitas
Según lo publicado en la revista Current Biology, los investigadores de la Universidad de Chicago encontraron que los hijos de padres religiosos pueden no ser tan altruistas como los padres podrían pensar. En el estudio, un equipo de psicólogos del desarrollo dirigido por el Dr. Jean Decety examinó las percepciones y el comportamiento de los niños en seis países. El estudio evaluó la tendencia de los niños a compartir -una medida de su altruismo- y su inclinación a juzgar y castigar a otros por mal comportamiento.
El estudio incluyó a 1.170 niños de entre cinco y 12 años, procedentes de seis países: Canadá, China, Jordania, Sudáfrica, Turquía y Estados Unidos.
Los investigadores descubrieron los niños de familias religiosas eran menos propensos a compartir con los demás que los hijos de familias no religiosas. Los resultados están en desacuerdo con las percepciones de los padres religiosos, que eran más propensos que los padres no religiosos de informar de que sus hijos tenían un alto grado de empatía y sensibilidad hacia el sufrimiento de los demás.
«Nuestros hallazgos contradicen el sentido común y la creencia popular de que los niños de hogares religiosos son más altruistas y amables hacia los demás. En nuestro estudio, los niños de familias de ateos y no religiosas eran, de hecho, más generosos»
Para la tarea altruista, los niños participaron en una versión del «Dictator Game», en la que se les dio 10 pegatinas y presentó una oportunidad de compartir con otro niño lo que ve. El altruismo se mide por el número medio de pegatinas compartidas.
Para la tarea de sensibilidad moral, los niños miraban animaciones cortas en las que un personaje empuja a otro, ya sea accidental o intencionalmente. Después de ver cada situación, se pidió a los niños opinar acerca del comportamiento y el tipo de castigo que merecían.
Los padres completaron cuestionarios sobre sus creencias y prácticas religiosas. A partir de éstos, se establecieron tres grandes grupos: cristianos, musulmanes y no religioso. (Los niños de otras familias religiosas no alcanzaron un tamaño de muestra lo suficientemente grande como para ser incluido en los análisis adicionales.)